lunes, 1 de abril de 2013

La historia detrás de la historia.

La gente escribe por diversos motivos: dinero, placer, trabajo, denuncia, sentimentalismo, información, etc...
En esta ocasión os quiero hablar de unos autores muy concretos que utilizaron sus grandes obras maestras para expresar (algunos más abiertamente que otros) aspectos de su vida o simplemente para salir adelante. Cada uno de ellos tiene una característica especial, por lo que no voy a generalizar nada y sin más, pasemos a analizarlos.

Inmortal

El pato también es de mentira.
Hans Christian Andersen.
Nació en 1805 en una pequeña ciudad llamada Odense.
Entre sus numerosos cuentos, nos encontramos con el de "La sirenita". 
Personalmente es una de mis películas favoritas de mi infancia, pero muy poca gente conoce el verdadero cuento y el por qué de su existencia.
Andersen escribió este cuento cuando tenía 32 años, y decidió incluir toda su visión emocional de su mundo y de su vida en esta obra.
Ella era un fiel reflejo de lo que fue él, aunque se tomara determinadas licencias para adaptar la historia.
Para empezar, Andersen era hijo de una familia muy pobre. Desde pequeño sintió gran fascinación por el teatro que había en su ciudad, y decidió dedicarse al mundo del espectáculo. 
Con 14 años se trasladó a Copenhaguen para hacerse un hueco en el teatro real, era la máxima ilusión de su vida. Una vez que llegó a su destino empezó a publicar algunos cuentos. Un muy buen amigo suyo le dijo que tenían algo que algún día lo haría inmortal.
En su cuento, la sirenita está en un mundo que no le corresponde. Es aventurera y todo se le hace pequeño. Su gran sueño es ser inmortal. Pero para ello... tiene que ser amada por alguien.
Disney no captó del todo este concepto pero si un poco lo que le sigue: la princesa descubre al príncipe y éste se encuentra en su barco cuando una tempestad le sorprende. El barco acaba naufragando y el príncipe pierde la consciencia, pero llega vivo a la orilla gracias a la sirenita.
Hasta aquí perfecto.
El problema viene detrás...
Al lado del acantilado había un convento y curiosamente un grupo de monjas estaba paseando por la playa. La sirenita, al escuchar ruido se esconde en el agua y de lejos ve como una monja levanta y se lleva al príncipe. Este piensa que la monja fue la que le salvó la vida.
En Copenhaguen, Andersen logró entrar el conservatorio. Tenia una voz dulce y especial. Salió de gira con el teatro real pero a los tres años fue despedido porque empezó a crecer y le cambió la voz.
La sirenita fue a consultar a la bruja para que pudiera hacerla humana. Y ella acepta a condición de que le cortara la lengua y así no poder hablar. 
Andersen no se dio por vencido y siguió publicando e intentando formar parte del teatro aún con la voz cambiada. 
A la sirenita no le importaba el gran sacrificio por intentar conseguir lo que más quería: ser amada.
Al estar en tierra, retomamos un poco la historia Disney. El príncipe le comenta que le gusta mucho pero que se debe de casar con la persona que le salvó la vida (esto me ocurre a mi algunas veces, pero sin salvar vidas ni mierdas... a lo que me recuerda que un día tendré que escribir mis dramas-memorias-sentimentales).

Aunque Andersen tenía éxito, al escribir la sirenita había tenido dos dramáticas historias de amor sin resultado. Se dedicaba de lleno a escribir pero vivía pobre y en soledad. Aparte, luego descubrió que era homosexual y fue peor porque mandaba cartas de amor que nunca fueron correspondidas (recordemos a los neohomosexuales que en aquella época no había ni ambiente ni redes sociales... aparte que hay que reconocer que era bastante feo). La repanocha de todo esto es que no encajaba en Copenhaguen, todo ello lo encontraba fuera de su mundo... Sus sentimientos nunca habían sido tenidos en cuenta.

En el cuento, se casa con la monja y la sirenita es consciente que cuando el primer rayo de luz haga su aparición al día siguiente, se convertirá en espuma y morirá.
Sus hermanas deciden ayudarla y le dan un puñal. Si acaba con el príncipe, no ocurrirá nada. 
Se acercó lentamente hacia su habitación donde dormía este. Pero no pudo matar a alguien a quién amaba. Sabía que si no lo hacía moriría ella. 
Y eso fue lo que ocurrió. Lo que pasa es que las hijas del aire, ven a la sirena y les da mucha pena... Así que la recogen y se la llevan con ellas. Así, acaba muriendo por amor pero se gana la vida eterna y llega a ser inmortal.

Andersen fue incapaz de vivir el amor, y tuvo que vivir en soledad en un mundo que no era el suyo y en el que no estaba feliz completamente. Pero a cambio ganó algo.
Sus cuentos (y este en especial) serán inmortales.

La venganza se sirve en plato frío

Ahora pasaremos a hablar de un famoso escritor que utilizó su gran obra para vengarse de las personas que le hicieron la puñeta a lo largo de toda su vida: Dante Alighieri.
La nariz por lo visto la tenía así de verdad.
Nació en 1265 en Florencia, hijo de alighiero di Bellincione y de Bella. La Bella murió cuando Dante tenía diez añitos.
Según la costumbre de la época, el padre negociaba el matrimonio y Dante se casa siendo aún un niño (ya sabemos todos que si hizo la comunión, todo es legal) con Gemma di Manetto, aunque el matrimonio estuvo a pan y agua hasta que pasaron doce años.
Pero Dante, que no era tonto, conoce a Beatriz (de la que habla en su obra maestra) y de la que se cree que es Beatriz di Folco Portinari, que la conoce Dante desde su niñez. Pero ella muere en 1290 y esto causa una gran depresión en el autor que se hace evidente en su obra Vita Nuova.
Más tarde estudia medicina y farmacia. Acabará vendiendo libros. 
En noviembre de 1301, Carlos de Valois se apodera de Florencia, y Dante (que por suerte no se encuentra en ese momento allí) es condenado al exilio y más adelante a muerte. Pero su esposa se queda en Florencia para guardar todo lo que tenía. 
Este exilio durará veinte años y acabó, naturalmente, con la muerte del poeta.
En 1829, Florencia le rindió homenaje construyendo una tumba vacía en la ciudad que tanto amaba que nunca se llegaría a llenar.
La repentina muerte de Beatriz (Como él mismo dice en la obra nombrada anteriormente "Tanta felicidad y belleza no podían ser para este mundo", piropo que me dicen por cierto a menudo) produce en Dante una ida de cabeza que incluye numerosas poesías en las que habla incluso sobre lo que le supuso conocer el día y hora de la muerte.
Dante con su Divina Comedia dejó claro dos cosas: la libertad y la justicia era el fin de todos los males, y que en el paraíso, se encontraría con el amor verdadero que perdió en la tierra. Durante el recorrido de su viaje (recordamos que baja a los infiernos, más adelante pasa por el purgatorio y finalmente se pasea por el paraíso) lo acompañan Beatriz y Virgilio (poeta por el que se interesó Dante).
Durante todo el recorrido (sobre todo por el Infierno y Pulgatorio ) Dante se va vengando lenta y desagradablemente de todo ser que le caía mal. A veces ni siquiera oculta nombres y a veces lo disfraza con datos que son fácilmente entendibles (cuando lees con notas al pie de página). 

Finalmente, el personaje de Dante encuentra la felicidad eterna en el paraíso, donde la justicia y su amor de juventud le espera, cuando en realidad se cree que murió de Malaria a punto de cumplir uno de sus sueños que era regresar a su ciudad. 


El poeta maldito

Finalmente no puedo acabar este artículo sin mencionar a Charles Baudelaire.

Sonreír ¿Yo?
Llamado el poeta maldito (por la vida de excesos de drogas y alcohol que llevó) nació un 9 de Abril de 1821.
Su padre era un ex-seminarista que a los 60 años dio el pelotazo de su vida y dejó embarazada a su esposa Caroline (que también dio el pelotazo porque no llegaba ni a los treinta).

Pero la suerte no fue el fuerte del ex-cura y Dios se lo llevó en su gloria tan solo seis años más tarde. Baudelaire tuvo que lidiar casi en solitario, ya que su madre no le hacía mucho caso y fue criado por su criada (a la que recuerda en sus "Flores del mal").

 Al morir su padre, su madre pilló la herencia con ganas y cambio de vida y domicilio. Se había estado viendo con otro hombre, Jacques Aupick, aún cuando su padre real estaba enfermo y terminaron juntos.
Su nuevo padre y su madre intentaron arruinarle su carrera como escritor y lo mandaron a la India. Pero regresó a París y allí se gastó lo poco que cobraba en drogas y putas (pilló la sífilis entre otras cosas).
A Baudelaire no le hizo demasiada gracia y despreció y odió a su padrastro el resto de su vida.
Al cumplir la mayoría de edad heredó la fortuna de su padre. Se creó un apartamento en el hotel Lauzun y se dedicó a traducir la obra de Poe.
Más tarde, empezó a acumular una gran deuda, que quiso zanjar con un suicidio, pero en lugar de eso empezó a escribir críticas por necesidad, escribiendo al cabo de los diez años su famosa flores del mal. Obra que por cierto fue censurada y multada hasta años más tarde. Pero pasaría a la posteridad, y más con la fama de personaje que llevaba a sus espaldas.

Volvió a pillar sífilis y una parálisis cerebral que acabaron con el. Curiosamente, comparte tumba con la persona que más odió a lo largo de toda su vida: su padrastro.